septiembre 24, 2021

Tres empanadas para tres Senadores

 Editorial de fecha 24 de Septiembre de 2021


 

En sólo dos oportunidades gobernó la Provincia de Buenos Aires un partido no peronista, períodos 1983/1987 por el radical Armendáriz y 2015/2019 por Juntos por el Cambio, es decir que los últimos treinta y ocho años, treinta fue la responsabilidad del Peronismo la realidad que vive la Provincia. 

Innumerables barrios y ciudades aún no tienen agua potable, red de gas natural, calles asfaltadas y red eléctrica segura, sin embargo, las victorias de los candidatos peronistas se suceden en cada elección, razón por la cual, cuando vemos las dádivas que están recibiendo en el conurbano en términos de bicicletas, heladeras, cocinas y dinero porque debemos pensar que el resultado va a ser diferente esta vez.? El sincericidio del candidato Gollan (con más platita, el Olivos Gate pasaba desapercibido) tiene sustento en la historia contemporánea. 

Nunca subestimes a la gente, la gente es más ingenua de lo que parece, me decía un Profesor hace ya tiempo. 

Las PASO fueron un muestreo del malhumor social sin ninguna duda, pero no se jugaba nada, la de verdad, la que va a modificar el statu quo es la elección del 14 de Noviembre, y las diferencias son para analizar, a saber: 

La oposición ya no ofrece alternativas, solamente una foto va a ver el votante en la boleta, ¿qué hará el votante de Facundo Manes...? 

Se van a sumar 2.500.000 votantes que no asistieron a la última, normalmente no votan al oficialismo, es tan verdadera esa premisa...? 

Los cambios en el Gabinete y el frenético grado de gestión que muestran sus nuevos ministros sumado al baño de realidad que sufrieron los intendentes son un dato no menor a la hora de evaluar las diferencias de cómo están preparándose para tratar de remontar votos. 

La historia indica que ganarle al Peronismo unido nunca ha sido sencillo, y ganarle a un Peronismo enojado por la derrota y sintiendo que no hicieron todo lo que saben hacer lo es aún más. Cuidado con subestimar al adversario. 

La vicepresidente multiprocesada sólo necesita retener tres Senadores de lo que en apariencia por el resultado de las PASO perdería seis, en este escenario también juegan las provincias. 

Vale recordar que en 2017 en las elecciones PASO de San Luis, Alberto Rodriguez Saa perdió por veinte puntos porcentuales y en la general, luego de repartir dinero a discreción logró la victoria, es decir descontó ese 20% y superó a Poggi, rival de entonces. 

La deuda del Banco Central explica casi 5% del PBI, dato que casi nadie menciona sumado a otro 6% del Estado a nivel nacional entre gastos corrientes, déficit y emisión creciente. 

En tan importante el reparto de dinero que hasta están analizando bajar la edad jubilatoria cinco años cuando en el resto del mundo la quieren subir.  

Entonces, la pandemia explica el resultado del 12 de Septiembre o como siempre la fragilidad del órgano más sensible del cuerpo humano, el bolsillo es la razón de fondo...? 

Son demasiados los interrogantes y los primeros en marcarlos son los agentes económicos, enemigos de la incertidumbre. 

El riesgo país subiendo, los bonos rindiendo a la par de los de Zimbawe, la renta variable cayendo de manera vertical y la brecha cambiaria llegando al 100%, un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional cada vez más lejano y la caída de la actividad son tan sólo algunos de los deterioros que estamos viendo solamente hasta el 14 de Noviembre, imagínese el después, con el resultado puesto. 

Si se mantiene el resultado logrado por la oposición la crisis interna va a hacer que la coalición gobernante se desintegre con un consecuente desenlace hiperinflacionario a partir del sinceramiento del dólar y demás precios relativos. 

Si el oficialismo logra revertirlo tampoco puede seguir emitiendo y generando más desajustes en la macroeconomía, estará obligado a sincerar variables y bajo las actuales circunstancias y contexto el resultado sigue siendo el mismo, una explosión hiperinflacionaria y posterior Rodrigazo. 

Argentina está inmersa, me corrijo, la pusieron a jugar un juego de ajedrez donde todas las jugadas le dan jaque, sólo faltan ocho semanas para que el rey caiga sobre el tablero. 

septiembre 10, 2021

Votar sin nada para esperar

La incredulidad de Tomás es el episodio del Evangelio de Juan donde el apóstol Tomás niega la Resurrección de Cristo, mientras no vea y toque personalmente las heridas infligidas a Jesús en la Cruz.1​ En el arte, el episodio se ha representado con frecuencia, al menos desde el siglo V, reflejando diversas interpretaciones teológicas. A este episodio se le conoce también con el nombre de La duda de Tomás, si bien la palabra duda no refleja de forma tan precisa la historia como la de incredulidad.


Cada vereda de las dos mayorías muestran a este 12 de Septiembre como la  Madre de Todas las Batallas, en el medio aparece un disruptor que veremos si las urnas transforman en realidad el fenómeno liberal que ojalá haya prendido en la juventud, esa misma juventud que hasta hace nada se había emborrachado con los cánticos vetustos de los setentas. 

Pero la verdad de cómo quedarán compuestas las cámaras de senadores y diputados recién la conoceremos el 15 de Noviembre, es decir dentro de dos largos, tediosos y conflictivos meses en términos económicos, sociales y políticos. 


La lógica indica que nada cambiará demasiado, y la actual administración mantiene sin solución de continuidad el camino al abismo, sin gestión en ninguna de sus áreas, sin plan económico, sin modelo de país. 

A lo que ya todos sabemos, la parálisis de gestión tiene mas que ver con que esta coalición tuvo como objeto ganar una elección, lograr impunidad pero de gestionar la incompetencia conjuntamente con las disputas internas son el común denominador en todos los niveles del poder. 


En el medio y como siempre, nosotros. Envueltos en la incertidumbre por la falta de previsibilidad, cepo a todo lo que tenga que ver con la salida de dólares e inundados de pesos que no valen nada.  


Tener cinco billones de deuda interna es casi más preocupante que la deuda con el Fondo Monetario, un acuerdo con este no resuelve la brecha del 80% por ahora, el atraso del tipo de cambio, las tarifas congeladas y la no generación de empleo privado. 

La mayoría de la población tiene muy presente en su memoria emotiva la crisis 2001, pero los agentes económicos y algunos analistas entre los que me incluyo tenemos la memoria inmunologica muy activa y vemos un escenario calcado al de 1989, previo a la hiperinflación. 

Pero el actual contexto es aún peor, porque, si bien en aquella época las arcas del Banco Central estaban vacías, teníamos indicadores económicos que permitían suponer que ante un plan integral con reformas estructurales las chances de crecer eran importantes, finalmente y luego del traspié de Raúl Alfonsin primero y Carlos Menem después, Argentina recibía inversiones y pudo torcer el rumbo al menos por ocho años. 


2021 encuentra a nuestro país sumido en la pobreza, indigencia, desempleo creciente como nunca antes, que ya es estructural, el tejido social desintegrado, millones de jóvenes sin una base sustentable para en el caso de poder acceder a un empleo, nos quedamos sin mano de obra calificada. 


Son tan radicales, dolorosos e inevitables los cambios que Argentina debe iniciar de manera urgente que el tránsito hacia una normalización van a incrementar durante algunos semestres las actuales circunstancias sociales. 

Y quién va a ser capaz de hacerlas...? La respuesta es siempre la misma, ninguna fuerza política por sí sola es capaz y ni siquiera se atrevería, en consecuencia la tarea se la dejan al mercado, y el mercado, los agentes económicos no tienen piedad, fuerzan los cambios por las malas, sin gradualismos y generalmente lo hacen a medias, arman la clásica corrida cambiaria, de manera que la inflación se espiralice, el Gobierno lo deja porque le licúa sus pasivos en pesos y ambos van logrando competitividad en los términos de intercambio, al consecuente y alarmante crecimiento de la pobreza y desempleo lo ven como daños colaterales. 


Ya dijimos en este espacio que nos encaminábamos hacia la peor crisis de la historia, y de hecho estamos transitándola aunque todavía no vimos lo peor.  

Ahora si ya no quedan herramientas para evitar los tres dígitos de inflación, cuatro dígitos de dólar libre y una catástrofe social sin precedentes, pero lo peor es que de fondo no veremos ningún cambio que modifique el rumbo decadente del que venimos desde hace setenta años.  

Para cambiar la ruta del deterioro no puede haber un mandato más de populismo, y para eso habrá que ver para creer. 

 

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