septiembre 10, 2024

La Falsa Calma del Dólar y el Futuro Económico de Argentina

En las últimas semanas, el mercado cambiario argentino ha mostrado una leve y transitoria calma. Mientras el dólar libre cotiza en torno a los $1.275, el Contado con Liquidación (CCL) ronda los $1.250,83. Sin embargo, detrás de estas cifras superficiales yace un panorama económico más complejo que refleja, una vez más, los efectos temporales de la intervención del gobierno y los desequilibrios estructurales que persisten.


Intervencionismo y efectos de corto plazo

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) ha adoptado una postura intervencionista que, si bien logra comprimir temporalmente la brecha cambiaria —que ha pasado del 52% al 28%—, sus efectos no serán duraderos. A través de la venta de reservas, tanto en el mercado oficial como en el paralelo, el BCRA ha manipulado la oferta y demanda de divisas. Solo en julio de 2024, el BCRA vendió alrededor de 600 millones de dólares, con un 60% destinado a mercados paralelos, como el CCL, con el objetivo de reducir la brecha cambiaria. Sin embargo, esta intervención ha sido financiada con reservas netas negativas, lo que implica una acelerada pérdida de las mismas.


El CEPO, un control artificial de precios y cantidades, continúa siendo una espada de doble filo. Por un lado, fija un tipo de cambio máximo artificial para el dólar y un mínimo para el peso, lo que genera escasez de divisas y exceso de demanda. Por el otro, alimenta una sobreoferta de pesos, que presiona los precios al alza. La intervención del gobierno ha logrado una reducción en la cotización de los dólares paralelos, pero a un costo insostenible en el tiempo, dado que las reservas caen y el déficit del balance cambiario se amplía.


Inflación en forma de "U" y el dólar futuro

El ciclo inflacionario parece entrar en una fase donde las expectativas apuntan a una trayectoria en forma de "U". Tras una breve desaceleración, los indicadores sugieren que el peso argentino seguirá perdiendo valor, mientras el dólar aumentará su poder adquisitivo en el corto, mediano y largo plazo. Los desequilibrios actuales en el mercado cambiario, impulsados por el uso de las reservas para contener el CCL y reducir la brecha, están sembrando las semillas de una futura devaluación. De hecho, la economía argentina ya está sintiendo los primeros efectos de la escasez de dólares. Las reservas del BCRA han caído en casi 2.200 millones de dólares en las últimas semanas, un claro reflejo del costo que conlleva esta política de intervención.


Perspectivas comerciales y la sombra de la devaluación

Uno de los principales factores que impulsarán el tipo de cambio al alza es el saldo comercial neto, que se proyecta en deterioro. En 2024, Argentina no tendrá una cosecha excepcional ni precios de exportación favorables, y se espera que las importaciones crezcan en el futuro cercano. El déficit de dólares se profundizará, y el BCRA, en lugar de acumular reservas, continuará quemándolas para mantener una ilusión de estabilidad en el mercado cambiario. La fragilidad de la balanza cambiaria se agrava aún más cuando se considera el déficit creciente en el balance del dólar tarjeta, que en julio de 2024 alcanzó los 749 millones de dólares, un 11% más que en el mismo mes del año anterior.


El ocaso de las intervenciones: Una paz transitoria

A pesar de los esfuerzos por contener la suba del dólar, las intervenciones del gobierno, como la venta de bonos para bajar el CCL y el MEP, están mostrando claros signos de agotamiento. Las herramientas disponibles tienen un alcance limitado y solo pueden ser efectivas a corto plazo. Sin una política económica de fondo que aborde los desequilibrios estructurales, la apreciación cambiaria será inevitable. La eliminación del impuesto PAIS en diciembre de 2024 podría ser el catalizador de esta situación, abaratando el dólar tarjeta y disparando una demanda de divisas que el BCRA no podrá contener. 

Es importante destacar que, incluso si el gobierno lograra mantener el actual superávit fiscal, el problema cambiará en diciembre, cuando el impuesto PAIS caiga y se deba recurrir a nuevos mecanismos para sostener la artificial calma cambiaria. De no hacerlo, el déficit fiscal volverá a surgir con fuerza, agravado por la necesidad de pagar intereses y amortizaciones que no se pueden seguir postergando indefinidamente.


Conclusión: Un dólar barato, pero por poco tiempo

La economía argentina ha entrado en un ciclo en el que las medidas actuales de intervención no solo son insuficientes, sino que postergan la necesaria devaluación y ajuste económico que tarde o temprano deberá ocurrir. Mientras el BCRA sigue quemando reservas y la brecha cambiaria se cierra artificialmente, los desequilibrios persisten y se profundizan. Sin un cambio estructural en la política cambiaria y sin una devaluación controlada, los argentinos se enfrentan a un futuro en el que el dólar será más caro y la inflación seguirá su curso ascendente.

La falsa calma que hoy experimenta el mercado cambiario no es más que un espejismo sostenido por intervenciones que carecen de sustento a largo plazo. La historia económica reciente del país ha demostrado una y otra vez que los milagros no ocurren, y que tarde o temprano, las leyes económicas imponen su propia realidad.

septiembre 02, 2024

La Promesa del Gobierno y la Realidad Inflacionaria

El actual Gobierno ha sabido vender muy bien la idea de que logrará domar la inflación "para siempre", prometiendo un descenso sostenido y permanente en los próximos años. Tras 22 años de inflación persistente y en aumento, muchos argentinos desean creer que esta vez será diferente. Sin embargo, las aspiraciones y la realidad económica pueden ser dos cosas distintas.

La inflación es, fundamentalmente, un fenómeno monetario. Ocurre cuando la producción de dinero supera consistentemente a la de bienes y servicios, resultando en una pérdida de poder adquisitivo del dinero. Aquí es donde surgen las dudas sobre la capacidad del gobierno para cumplir su promesa. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC, que es la medida más comúnmente utilizada para estimar la inflación, tiene sus limitaciones. Está basado en una canasta de consumo que podría estar desactualizada y no reflejar fielmente el patrón de consumo actual de los argentinos, especialmente en un contexto de creciente pobreza.

El problema radica en que esta canasta subestima la inflación real que enfrentan los consumidores. Por ejemplo, el gasto en vivienda, transporte y salud, que tiende a aumentar en tiempos de crisis, podría estar siendo infravalorado en las estimaciones oficiales, lo que sugiere que la inflación real podría ser mayor que la reportada. Esta distorsión se refleja en que, durante el gobierno de Milei, la inflación en estos sectores ha superado significativamente la inflación general acumulada.

Además, la diferencia entre la inflación "núcleo" (que excluye elementos volátiles como alimentos y energía) y la inflación general es mínima, lo que indica que la inflación subyacente sigue siendo alta y difícil de reducir. La historia reciente nos muestra que, para que la inflación general disminuya de manera sostenida, primero debe bajar la inflación núcleo, algo que parece poco probable en el corto plazo.

Otro desafío es la inflación en dólares, que ha aumentado significativamente. Este aumento es insostenible y podría indicar que el programa económico actual es inconsistente a mediano y largo plazo, aumentando el riesgo de un salto en el dólar paralelo, una ampliación de la brecha cambiaria y una eventual aceleración de la inflación.

En resumen, aunque el gobierno de Milei pretende generar optimismo con su promesa de domar la inflación, las estadísticas y la realidad económica sugieren que este optimismo podría ser prematuro. La baja actual en la inflación podría ser solo transitoria, con un futuro que posiblemente implique una inflación más alta, una mayor brecha cambiaria y una trayectoria inflacionaria en forma de "U"

Veremos en los próximos meses si el BCRA logra acumular reservas, sostener el superávit fiscal y de balanza de pagos, y sobre qué medidas adoptará a partir del 23 de Diciembre cuando por Ley se caiga definitivamente el Impuesto País.


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