abril 04, 2022

2022 Antes y un después

En seis meses cuando el INDEC informe la pobreza del primer semestre del 2022, esta va superar el 40% nuevamente, por el solo hecho que la inflación desbocada y sin plan para contenerla va a generarlos.

Argentina está en pleno proceso de desintegración social, económica y ahora se sincera la política.

Alguna vez dijimos que nos encaminábamos hacia la Peor Crisis de la Historia Argentina, y ya estamos siendo protagonistas de ella.

No explota estilo 2001, es una crisis en slow motion, mucho peor a crisis como el Rodrigazo de los setenta o la hiper de 1989.

Mientras cae la demanda de pesos, el BCRA no para de emitirlos, esa emisión no se siente sus efectos de manera inmediata sino a los catorce / dieciocho meses, pero si actualmente estamos sufriendo las consecuencias de la emisión de estos últimos venticuatro meses.

La parálisis de gestión en cada ministerio y secretaria de Gobierno es total, la debilidad del Presidente no tiene antecedentes históricos y las chances de una Asamblea Legislativa para adelantar las elecciones es sólo cuestión de tiempo, ya únicamente los necios se niegan a admitir la fractura planeada y estratégicamente elaborada por parte de la Vicepresidente.

Seguramente el momento vendrá de la mano de economía, la inminente visita del FMI, que anticipó su revisión para Mayo. Será el fracaso para contener la inflación con el dato del 6.2% de Inflación de Marzo. Será la protesta del campo y movimientos sociales conjuntamente con el anuncio del 23 de Abril donde Massa y su Frente Renovador impondrán condiciones incumplibles para seguir, de manera que la fractura ya no sea en dos, sino en tres partes de la coalición gobernante.

La distorsión de los precios relativos es cada día aún mayor, no hay decisión, autoridad ni credibilidad política para ni siquiera eliminar de raíz los subsidios a las tarifas, sin embargo la bomba Leliq semana a semana sigue creciendo con tasas cada vez más altas, obligando a la emisión constante para hacer frente a los intereses. En consecuencia el déficit fiscal solo ayuda a contenerlo la inflación espiralizada. 

El principal ingreso del tesoro no es la recaudación sino la emisión monetaria, caso único en el planeta tierra y sin embargo los ministros de finanzas, comercio y producción no hablan de la multicausalidad, unos cínicos con cara de cemento.

Entonces por delante solo nos queda la cosecha gruesa como contención momentánea a la corrida cambiaria, si es que las exportaciones alcanzan para netear la importación de barcos con gas licuado que necesitamos para no caer en recesión y se pare la industria del todo. Demasiado poco y el mercado siempre se anticipa.

Abril y Mayo serán los meses bisagra, donde seguramente veamos caer finalmente al Presidente, la convocatoria a Asamblea Legislativa y un llamado a elecciones anticipadas para Octubre del corriente o Marzo de 2023, tiempo suficiente para que el mercado, a su manera ordene un poco las cosas y como siempre por las malas.

2022 entonces será el año donde 1974, 1989 y 2001 van a aparecer por momentos semejando a uno de ellos y en otros la suma de todas las crisis, el mal humor social, los porcentajes de pobreza, indigencia, desempleo y semianalfabetismo son mucho peores a aquellos años, hoy partimos de una base demasiado endeble y esta, la que viene, la peor de todas va a generar un aumento exponencial en todos los órdenes, y si contemplamos que no es a manera de estallido sino en cámara lenta el daño es dramáticamente peor.

Se acuerda lector del triple tres, tres dígitos de dólar, de tasas de interés y de inflación, sólo queda la tasa y podemos cantar bingo.

Solo la política y sin hoguera de vanidades va a lograr que salgamos de esta realidad o nos hundamos del todo, esperemos estén a la altura de los acontecimientos.

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