El comportamiento de la inflación en diciembre de 2024, con un aumento del 2.7%, apenas superando el registro de noviembre y empatando con octubre, refleja una tendencia a la baja en el promedio móvil de cuatro meses a lo largo del año. Aunque la inflación actual sigue por encima de los niveles de 2020, los fundamentos monetarios son más sólidos, sugiriendo potencial para una disminución continua en 2025.
Este resultado es positivo para el gobierno de Javier Milei, que ha logrado mantener la inflación por debajo del 3% durante tres meses consecutivos. Sin embargo, romper el umbral del 2% será un desafío mayor, complicado por ajustes como la reducción de la paridad móvil al 1% mensual en febrero.
Esta medida busca impulsar una mayor deflación de los precios importados y, por ende, reducir tanto la inflación mayorista como la minorista. La estrategia se apoya en la apertura comercial y la desregulación, incentivando una competencia de precios que beneficia la actividad económica y contrarreste presiones inflacionarias.
Aunque esta política puede beneficiar la macroeconomía, también presenta riesgos para la rentabilidad empresarial, especialmente entre sectores que no logran adaptarse a los nuevos márgenes. Además, la depreciación proyectada del dólar oficial en los próximos meses podría complicar aún más este panorama.
El gobierno continuará apostando por la depreciación controlada del dólar y la competencia de precios como herramientas clave para contener la inflación. Sin embargo, el desafío reside en mantener la estabilidad económica mientras se ajustan los precios relativos entre bienes y servicios.
En resumen, mientras el gobierno avanza en su estrategia, la atención debe centrarse en la sostenibilidad de estas políticas frente a posibles cambios en la demanda de pesos y el contexto internacional, incluyendo la negociación con el FMI y los efectos de las políticas de la nueva administración estadounidense.