junio 27, 2025

¿Quién votará a Milei en octubre?

 A pocos meses de las elecciones, una pregunta comienza a repetirse en voz baja —y cada vez más en voz alta— en los cafés, en los taxis, en los grupos de WhatsApp, en los estudios de televisión: ¿quién va a votar a Milei en octubre?

La pregunta no nace del capricho ni del prejuicio, sino de la simple observación de una realidad que golpea con fuerza. Los jubilados han visto licuar sus haberes a niveles humillantes. Los docentes, sostén de cualquier proyecto de país, trabajan por salarios que no alcanzan ni para una vida modesta. Las universidades están asfixiadas. El Garrahan, símbolo de excelencia en salud infantil, advierte que no puede sostenerse. La obra pública está completamente frenada, y con ella, miles de puestos de trabajo.

El entramado de pequeñas y medianas empresas se desmorona bajo el peso de la recesión. El desempleo formal crece, y el informal exige más horas para apenas sobrevivir. Al mismo tiempo, aumentan los niveles de morosidad en tarjetas y créditos personales, ahogados por tasas de interés impagables. El consumo se desploma. No hay crédito, no hay inversión, no hay horizonte.

En este contexto, el gobierno exhibe un único trofeo: la desaceleración inflacionaria. Pero lo hace a un costo altísimo, con una sociedad exhausta y una economía que se enfría a pasos acelerados. Y con un detalle que no puede pasarse por alto: Argentina es hoy un país carísimo en dólares. Lo que aquí cuesta 10, en países vecinos cuesta 5. Es la consecuencia de un tipo de cambio artificialmente bajo combinado con precios internos dolarizados. Un cóctel peligroso para la producción, el empleo y la competitividad.

En lo social, Milei ha confrontado con casi todos: insultó a artistas y referentes culturales, menospreció a periodistas, se burló de la comunidad LGBT+, ignoró a las organizaciones sociales y descalificó a economistas de todos los colores que no piensan como él. Más que un presidente, parece un tuitero en guerra con el país que gobierna.

El caso de la Ciudad de Buenos Aires es revelador. Bastión histórico del voto liberal, donde el discurso antipolítica suele hacer pie con facilidad, el oficialismo apenas cosechó el 30% en las últimas elecciones. Incluso allí, en la ciudad que muchos definen como “la más gorila del país”, el 70% eligió otra cosa.

La situación empieza a recordar, cada vez con más nitidez, al final de los años noventa: ajuste tras ajuste, cierre de fábricas, caída del salario real, promesas de “sacrificio necesario” y un Estado que se retira de sus funciones esenciales. Aquella película terminó como todos sabemos: con una crisis brutal, estallido social y vacío de poder.

Hoy, como entonces, el discurso de la motosierra suena eficaz en el corto plazo, pero detrás deja tierra arrasada. La diferencia es que esta vez la sociedad parece estar despertando más rápido.

Y por eso, mientras el gobierno se aferra al miedo como única herramienta electoral, una pregunta crece con fuerza y sin respuesta clara:

¿Quién votará a Milei en octubre?

junio 05, 2025

Dólares del colchón, presión en el Congreso y un Riesgo País que no afloja

 La economía argentina está entrando en una nueva fase de tensión silenciosa, de esas que no estallan pero erosionan. El combo es complejo: la reciente aprobación en el Congreso de una fórmula de movilidad jubilatoria más generosa —que obligará al Gobierno a estirar el gasto social— no solo golpea las cuentas públicas, sino que lo hace en el peor momento político posible: plena campaña para el balotaje legislativo de 2025, donde el oficialismo juega buena parte de su capital.

Mientras tanto, el mercado empieza a tomar nota. Los dólares financieros operan firmes en el centro de la banda y el Banco Central no logra recomponer reservas, ni siquiera con el súper cepo vigente. La inversión extranjera directa brilla por su ausencia, y salvo los flujos puntuales hacia los Bontes 2030, la economía real no recibe señales de confianza sostenida desde afuera. Resultado: el Riesgo País vuelve a mirar los 700 puntos básicos, zona de alerta en cualquier manual de economía emergente.

Pero hay más: en paralelo, la economía doméstica se desangra por dentro. La mora en tarjetas de crédito y préstamos personales sube de forma silenciosa pero persistente. Las PyMEs sufren embargos judiciales por deudas impositivas o bancarias, en un contexto donde la actividad no repunta y los planes de pago ya no alcanzan.

La señal de Caputo: ¿confianza o desesperación?

En este marco, apareció el anuncio de Luis Caputo: los dólares del colchón pueden usarse sin temor, que el Estado no va a mirar. En otras palabras: si tenés billetes guardados, gastalos, invertilos o sacalos a la calle. No habrá preguntas ni consecuencias.

¿Es una señal de confianza o de desesperación? El mensaje puede interpretarse como un intento pragmático por mover ahorros paralizados y activar el consumo, pero también como un síntoma de que la Argentina no consigue dólares genuinos por el canal financiero externo. En lugar de atraer capitales, le habla a sus propios ciudadanos como última fuente de financiamiento.

En términos simbólicos, no es menor: cuando el Estado libera al evasor mientras sube la presión sobre el que cumple, lo que está en juego es algo más que la recaudación. Es la arquitectura del sistema.

Tiempo de definiciones

El oficialismo empieza a chocar con sus propios límites discursivos. El ajuste sin plan de estabilización, la libertad sin reglas claras, y el orden fiscal sin ancla monetaria ni crédito externo empiezan a generar tensiones dentro y fuera del gobierno. Mientras tanto, la oposición ve una ventana para forzar cambios que tensen la hoja de ruta del Ejecutivo, sin asumir el costo del desmadre.

En los próximos meses, la política dejará de ser espectadora para convertirse en protagonista del rumbo económico. Y si no hay capacidad de negociación, ni generación de confianza ni ingresos de capital genuino, el Gobierno tendrá que elegir entre ajustar más o sincerar su discurso.

Por ahora, el colchón sigue sosteniendo. Pero el colchón no es eterno. Y menos aún, confiable.

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