abril 01, 2025

Acuerdo con el FMI

 "Acuerdo con el FMI: sanear el BCRA para terminar con la inflación". En su argumento, Milei propone aumentar la deuda con el Fondo Monetario Internacional para estabilizar el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y reducir la inflación. Sin embargo, es crucial destacar las deficiencias en este enfoque monetario.

Primero, es fundamental reconocer que la dinámica monetaria argentina difiere significativamente de otros países. Mientras que en economías más estables los agentes ahorran en la moneda nacional, en Argentina prevalece el ahorro en dólares estadounidenses, lo que genera desequilibrios monetarios y cambiarios persistentes. Este comportamiento implica que el BCRA se ve constantemente presionado por una demanda incompleta de pesos, afectando la efectividad de su política monetaria y exacerbando la volatilidad inflacionaria.

Además, la propuesta de Milei de aumentar las reservas del BCRA con fondos del FMI plantea serios problemas de sostenibilidad y dependencia externa. Al incrementar la deuda con el Fondo, Argentina se expone a mayores compromisos financieros y a una creciente influencia de los países acreedores en sus políticas internas, poniendo en riesgo la autonomía económica y política del país.

Otro punto de preocupación es el manejo del déficit fiscal y el impacto a largo plazo sobre la carga impositiva y el gasto público. Aunque Milei sugiere que los nuevos fondos del FMI podrían utilizarse para mejorar el balance del BCRA, existe incertidumbre sobre cómo se gestionarán estos recursos y si realmente contribuirán a una estabilidad duradera.

En resumen, mientras se comparte la preocupación por la salud financiera del BCRA y su impacto en la inflación, es esencial cuestionar la viabilidad y las implicancias a largo plazo del acuerdo propuesto. Argentina enfrenta desafíos únicos que requieren soluciones adaptadas a su contexto económico y social, más allá de las recetas estándar del FMI.


febrero 21, 2025

Perspectivas Económicas bajo la Presidencia de Javier Milei

En medio de un panorama económico desafiante, las decisiones financieras y monetarias del gobierno de Javier Milei están en el centro del debate. Se observa un crecimiento notable en variables clave como la base monetaria (M2 y M3), lo cual históricamente ha acelerado la inflación. Este fenómeno, de continuar, podría plantear serios desafíos hacia la segunda mitad del mandato.

El aumento de la base monetaria no solo impacta en la inflación, sino que también influye en la sostenibilidad fiscal a largo plazo. La política de expansión monetaria, aunque busca activar la economía en el corto plazo, plantea riesgos significativos a medida que se debilita el valor de la moneda local y se enfrenta a presiones inflacionarias persistentes.

El gobierno, bajo la premisa de un "socialismo monetario", enfrenta el desafío de controlar todas las variables económicas de manera eficiente, un objetivo que históricamente ha sido esquivo para muchas administraciones. La confianza en este enfoque radical está lejos de ser unánime, con críticas que señalan posibles repercusiones negativas a largo plazo.

En cuanto a la política cambiaria, las decisiones futuras respecto al cepo al dólar serán cruciales. Existe incertidumbre sobre si se mantendrá cerrado o si su eventual apertura podría resultar en consecuencias no deseadas. El manejo de las reservas del Banco Central y su relación con los pasivos siguen siendo temas de preocupación, con el riesgo de un deterioro continuo en el patrimonio neto de la institución.

Además, la situación de las reservas muestra una tendencia preocupante, con una disminución notable y una dependencia creciente de financiamiento externo para mantener el equilibrio cambiante. Este escenario se complica aún más por las necesidades financieras a corto plazo y la incertidumbre sobre la capacidad del gobierno para asegurar nuevos acuerdos con el FMI, lo que podría aumentar la deuda nacional.

En resumen, Javier Milei enfrenta un desafío monumental en la gestión de la economía argentina. Las decisiones actuales sobre políticas monetarias y cambiarias tendrán repercusiones significativas tanto en el corto como en el largo plazo. La comunidad financiera observa con cautela, consciente de la necesidad de equilibrar las demandas de crecimiento económico con la estabilidad macroeconómica indispensable para evitar crisis mayores

febrero 10, 2025

CEPO y Reservas: La Danza Inexorable del Dólar en Argentina

En Argentina, la política de Control de Cambios (CEPO) ha sido un tema central en la economía, especialmente en lo que respecta a las reservas internacionales. Es evidente que bajo estas restricciones, las reservas no pueden mantener un crecimiento sostenido y permanente; más bien, fluctúan y eventualmente tienden a caer a mediano y largo plazo. Aunque levantar el CEPO es necesario, no es suficiente para acumular reservas estables, ya que frecuentemente se financian con emisión, generando instrumentos como LEBACs, LELIQs y Pases, cuya efectividad es limitada en términos de estabilidad monetaria.

Incluso en periodos que se perciben como exitosos, las reservas bajo el CEPO no logran mantenerse en ascenso constante con Javier Milei al frente. La inflación, por su parte, sigue una tendencia al alza bajo el CEPO, y aunque pueda ser temporalmente controlada, tarde o temprano vuelve a manifestarse. Sin el CEPO, la inflación no está exenta de subir, pero bajo esta política restrictiva se perpetúa la destrucción de riqueza a largo plazo.

A pesar de intervenciones para estabilizar el mercado cambiario paralelo y reducir la brecha artificialmente, el tipo de cambio sigue comportándose conforme a su dinámica natural a largo plazo. Incluso con apoyo internacional, acuerdos con el FMI, y otros factores favorables, el dólar bajo CEPO sigue mostrando una volatilidad predecible: salta, se estabiliza temporalmente y luego vuelve a subir.

En el corto plazo, vimos cómo el dólar absorbió las apreciaciones cambiarias recientes, mostrando que, aunque los indicadores mejoren temporalmente, la estabilidad no es duradera bajo estas condiciones. Proyectar una disminución significativa del dólar real para finales de 2025 requiere no solo ajustes macroeconómicos sino también una contención real de la inflación, lo cual sigue siendo una tarea pendiente.

El reciente aumento del crédito al sector privado plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de esta política monetaria expansiva. ¿Está realmente financiando un crecimiento productivo o simplemente alimentando el carry trade? Esto, junto con la persistente devaluación del peso frente al dólar, podría significar un riesgo futuro si no se acompaña de inversiones reales y crecimiento económico sostenido.

En resumen, la experiencia argentina con el CEPO y las reservas internacionales revela una danza económica compleja y predecible: sin reformas estructurales profundas y políticas monetarias consistentes, las fluctuaciones del dólar y la inflación seguirán marcando la pauta, afectando la estabilidad económica a largo plazo.


febrero 03, 2025

Apoyo a Milei, Desafíos Macroeconómicos y un Futuro Incierto

Estamos a las puertas del segundo año de gobierno de Javier Milei, justo cuando se aproximan las elecciones legislativas de 2025, un momento crucial que podría definir el futuro político del país. Históricamente, estas elecciones han tenido un impacto ambiguo: mientras pueden debilitar al gobierno en funciones, no garantizan necesariamente un segundo mandato exitoso ni la reelección en 2027. La experiencia reciente con otros gobiernos demuestra que el éxito en las elecciones intermedias no siempre asegura una gestión sin sobresaltos en la segunda mitad del mandato, como vimos con casos anteriores como el gobierno de Macri.

En términos de aprobación, el gobierno de Milei muestra un apoyo significativo según recientes encuestas de Management & Fit, donde un 52.5% aprueba su gestión. Este respaldo es más sólido entre hombres y personas menores de 40 años, así como aquellos con educación media, destacándose por mantenerse estable y superar notablemente al gobierno anterior.

Sin embargo, la base de este apoyo no se encuentra principalmente en logros económicos, sino más bien en la lucha contra la corrupción, un aspecto donde el gobierno ha tenido cierto éxito percibido. En contraste, problemas como el aumento de precios y la preocupación por la pobreza y el desempleo muestran niveles significativos de desaprobación, destacando los desafíos persistentes que enfrenta la administración.

En cuanto a la política económica, la estabilidad cambiaria y la reducción de la brecha han sido logros notables, aunque su sostenibilidad no está garantizada. Un escenario favorable podría mantener estas condiciones, pero cualquier reversión podría traer complicaciones serias, especialmente en sectores vulnerables como la industria y las PYMES.

Mirando hacia adelante, el gobierno de Milei enfrenta varios desafíos clave, incluyendo la necesidad de mantener el apoyo político y abordar las expectativas cambiarias en un contexto electoral y post-electoral. La capacidad del gobierno para manejar estas dinámicas será crucial para su futura estabilidad y las perspectivas macroeconómicas del país.

En resumen, mientras que el gobierno actual disfruta de cierto respaldo popular, el camino hacia una reelección no está exento de obstáculos, especialmente dada la volatilidad política y económica inherente. Javier Milei deberá continuar navegando estas aguas turbulentas con habilidad política y económica si desea consolidar su posición a largo plazo y evitar los errores pasados que han plagado a otros líderes en el pasado reciente.

Este análisis refleja la complejidad del entorno político y económico actual, donde cada paso estratégico podría tener repercusiones significativas tanto para el gobierno como para el país en su conjunto.


enero 20, 2025

Desafiando la Inflación

 El comportamiento de la inflación en diciembre de 2024, con un aumento del 2.7%, apenas superando el registro de noviembre y empatando con octubre, refleja una tendencia a la baja en el promedio móvil de cuatro meses a lo largo del año. Aunque la inflación actual sigue por encima de los niveles de 2020, los fundamentos monetarios son más sólidos, sugiriendo potencial para una disminución continua en 2025.

Este resultado es positivo para el gobierno de Javier Milei, que ha logrado mantener la inflación por debajo del 3% durante tres meses consecutivos. Sin embargo, romper el umbral del 2% será un desafío mayor, complicado por ajustes como la reducción de la paridad móvil al 1% mensual en febrero.

Esta medida busca impulsar una mayor deflación de los precios importados y, por ende, reducir tanto la inflación mayorista como la minorista. La estrategia se apoya en la apertura comercial y la desregulación, incentivando una competencia de precios que beneficia la actividad económica y contrarreste presiones inflacionarias.

Aunque esta política puede beneficiar la macroeconomía, también presenta riesgos para la rentabilidad empresarial, especialmente entre sectores que no logran adaptarse a los nuevos márgenes. Además, la depreciación proyectada del dólar oficial en los próximos meses podría complicar aún más este panorama.

El gobierno continuará apostando por la depreciación controlada del dólar y la competencia de precios como herramientas clave para contener la inflación. Sin embargo, el desafío reside en mantener la estabilidad económica mientras se ajustan los precios relativos entre bienes y servicios.

En resumen, mientras el gobierno avanza en su estrategia, la atención debe centrarse en la sostenibilidad de estas políticas frente a posibles cambios en la demanda de pesos y el contexto internacional, incluyendo la negociación con el FMI y los efectos de las políticas de la nueva administración estadounidense.

enero 13, 2025

El posible rebote de la actividad en 2025: una mirada microeconómica

En nuestra última editorial discutimos un escenario optimista donde el nivel de actividad podría aumentar un 4,6% en 2025. Este supuesto se basa en una dinámica mensual desestacionalizada de crecimiento del 0,3% durante los próximos 12 meses. Si esto se concretara, el nivel de actividad global alcanzaría valores superiores a los de 2017, 2021 y 2022, aunque se mantendría levemente por debajo de los picos históricos de esos años. En este contexto, el gobierno, impulsado por el año electoral, probablemente buscará presentar este rebote como una señal de “crecimiento económico”.

Rebote no es crecimiento

Es crucial subrayar que un aumento del PBI tras dos años de caídas consecutivas no constituye crecimiento económico sostenido. Históricamente, hemos visto fluctuaciones similares: tras contracciones de -1,6% en 2023 y -2,5% en 2024, un crecimiento de +4,6% en 2025 podría ser simplemente un efecto estadístico. Ejemplos previos, como las recuperaciones de +10,4% en 2021 y +5,3% en 2022 tras la crisis de 2020 (-9,9%), demuestran que estas variaciones positivas no garantizan un cambio de tendencia estructural.

El crecimiento económico genuino implica un aumento sostenido del PBI per cápita en horizontes de mediano y largo plazo. Si bien un crecimiento de +4,6% en 2025 sería mejor que cifras menores o una nueva caída, el PBI per cápita seguiría por debajo de los niveles registrados en 2023, 2022 y la década 2011-2019, manteniendo una tendencia negativa desde 2011.

El rol de la inversión

El motor del crecimiento económico es la inversión, que expande la capacidad productiva y genera riqueza en el largo plazo. Hasta ahora, el gobierno de Javier Milei ha mostrado un ratio de inversión bruta interna del 13,8% del PBI, inferior al de las últimas seis presidencias. Este nivel no solo es insuficiente para amortizar el stock de capital existente, sino que también destruye capacidad productiva futura.

Para revertir esta situación, la inversión debería aumentar al menos 4 puntos porcentuales del PBI, alcanzando niveles similares a los registrados durante la gestión de Néstor Kirchner. Sin una mayor inversión, será imposible lograr un crecimiento sostenible. A pesar de los discursos optimistas sobre el potencial del sector energético y el software, estas industrias por sí solas no pueden asegurar un cambio estructural en la economía argentina.

Dificultades microeconómicas

El entramado microeconómico argentino, compuesto por pymes agrícolas, industriales, de construcción y comerciales, enfrenta graves dificultades. La rentabilidad está comprimida debido a altos costos de producción en dólares, demanda interna débil y un panorama exportador sombrío. Además, la apertura comercial y el encarecimiento de los productos nacionales agravan la situación.

En 2024, el agro logró maquillar parcialmente la caída del PBI gracias a un rebote estadístico del 37% tras la sequía de 2023. Sin embargo, para 2025, una cosecha buena pero normal no será suficiente. La actividad industrial, por su parte, acumuló una contracción del 6,8% en los primeros 11 meses de 2024, reflejando una preocupante pérdida de competitividad. En la construcción, el índice Construya mostró caídas sostenidas, acumulando una contracción anual del 27,2%.

Conclusión

El escenario optimista de un rebote del 4,6% en 2025 debe interpretarse con cautela. Aunque deseable, un repunte del nivel de actividad no equivale a crecimiento económico sostenido. Para alcanzar este objetivo, es imprescindible un cambio radical en la política de inversión, que permita fortalecer el entramado microeconómico y revertir las tendencias negativas de la última década. Sin estas transformaciones, cualquier mejora en 2025 será efímera y carecerá de impacto estructural.

enero 06, 2025

Perspectivas Económicas 2024-2025: Entre Promesas de Cambio y Realidades Persistentes

 Los recientes datos del EMAE proporcionados por el INDEC hasta octubre de 2024 arrojan un panorama complejo para la economía argentina. Según estas cifras, la variación del PBI se estima en torno al -2,5% en 2024. Sin embargo, este número adquiere matices significativos cuando se analiza en detalle: excluyendo el impacto de la recuperación agrícola esperada en 2024, la contracción económica sería mucho más severa, alcanzando el -6,0% en comparación con 2023. Esta diferencia destaca cómo el desempeño negativo de sectores clave como la construcción, la industria, las PYMEs y el comercio, todos grandes generadores de empleo, se diluye en el promedio global.

A medida que comienza 2025, el análisis de la trayectoria económica reciente muestra una continuidad preocupante de las tendencias observadas desde 2012. A pesar de las promesas del gobierno de Javier Milei de romper con este ciclo y ofrecer un crecimiento sostenido del PBI de +5,0% anual durante los próximos tres años, los desafíos estructurales siguen siendo profundos. Incluso bajo un escenario optimista de crecimiento positivo, el PBI per cápita proyectado para 2027 se mantendría por debajo de los niveles de 2017 y años anteriores, reflejando un estancamiento prolongado en la generación de riqueza.

El gobierno enfrenta el desafío de demostrar que su programa económico puede traducirse en resultados tangibles y sostenibles. Sin embargo, las políticas actuales parecen priorizar logros de corto plazo, como la contención artificial del tipo de cambio y la inflación, a expensas de resolver los problemas de fondo, como la baja productividad, la escasa inversión y las limitaciones estructurales del Estado. Esta estrategia puede llevar a un rebote económico efímero, seguido de nuevas crisis de sostenibilidad.

Además, la creciente fragmentación social y la escalada de confrontaciones políticas y económicas complican aún más el panorama. Una sociedad más segmentada y violenta demanda mayores controles y gasto público, elementos que son antagónicos al enfoque de reducción estatal que el gobierno intenta implementar. La falta de un entorno de cooperación y estabilidad dificulta la inversión y la actividad económica, factores esenciales para cualquier programa de crecimiento sostenible.

En este contexto, el riesgo de una nueva devaluación y una aceleración inflacionaria en el mediano plazo no puede ser descartado. Si bien un acuerdo con el FMI y el ingreso de capital fresco podrían brindar cierto alivio en 2025, la viabilidad del programa económico dependerá en última instancia de su capacidad para generar confianza y atraer inversiones genuinas.

La historia reciente de la economía argentina enseña que los rebotes económicos tras contracciones severas han sido frecuentes, pero generalmente seguidos por nuevas recaídas. Sin cambios estructurales profundos y sostenibles, el panorama actual sugiere que el camino hacia un crecimiento duradero sigue siendo esquivo. El gobierno enfrenta un reto monumental: transformar promesas en realidades y superar las limitaciones que han frenado al país durante más de una década.

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